Arquitectura, muros y coca-cola
¿Hay una forma de comunicarse mejor que una carta? A través de las cartas pueden darse las relaciones más hermosas. Escribes no sólo lo que piensas sino también lo que sientes. Lo estructuras, le das forma a aquello y hasta te sorprendes de ser capaz de, ahora sí, decir exactamente lo que quieres decir.
Y lo envías.
Brigitte Reimann (escritora, librera y periodista) y Hermann Henselmann (el arquitecto más reconocido de la RDA) intercambiaron cartas durante mucho tiempo. Su relación, contenida y apasionada, se fraguó en la distancia.
Ni las relaciones personales de cada uno ni la diferencia de edad (más de 30 años) detuvieron un entendimiento y un respeto mutuo que va dejándose ver más intenso a medida que avanza el tiempo y la correspondencia.
"En la ciudad del mañana" (Errata naturae) recoge esas cartas.
Henselmann fue el arquitecto favorito de la RDA, suyas son las grandes avenidas socialistas y la emblemática Torre de la televisión.
Reimann escribió una obra poco después de la construcción del Muro de Berlín, "Los hermanos", donde describe el drama que supuso para ella el hecho de que su hermano predilecto huyera hacia occidente. Un dilema político y moral que va desgranando con Henselmann. Lo que comienza siendo una defensa sin fisuras a su gobierno, poco a poco empieza a hacer aguas dando paso a la autocrítica y al cuestionamiento del sistema. La arquitectura sirvió de excusa para hablar de un modelo de sociedad en el que los dos creían.
Reimann, mucho más crítica que Henselmann, le dio la réplica tras la primera de las cartas. Y así, nació todo.
Berlín, 31-5-1963
Querida señora Brigitte Reimann:
Esta carta sólo quiere ser una noticia: su libro "Hermanos" ha conmocionado a toda nuestra gran familia: chicos y chicas, jóvenes y adultos.
Está tan cerca de nuestra vida común que desde ahora pertenece ya a nuestra familia, y aguardamos impacientes lo que salga de su pluma.
Como arquitecto, me alegra la seguridad intrínseca con que abre y cierra los espacios, construidos con austeridad y transparencia (...)
A la mayor parte de los objetos que construimos, y que aspiran a ser arquitectura, le falta dialéctica. Y desde luego lo espacioso no puede surgir más que cuando se le suma lo íntimo (...)
Estamos todos firmemente convencidos de que llegará usted a ser un día uno de los grandes escritores de de nuestro país.
Pensé que le alegraría que le escribiera esto.
Suyo, Henselmann
"Al otro lado del muro" (Christian Schwochow- Alemania, 2013) Una película más sobre Berlín, sobre el muro y las diferencias entre las dos Alemanias. Yo creía que al atravesar el muro la Alemania capitalista te abría los brazos, te daba latas de coca-cola (algo que le obsesiona a Alexey, el niño de la peli) en vez de cartillas de racionamiento, dejaban de hacerte preguntas incómodas y un mundo de posibilidades se abría ante los atrevidos que osaban elegir cómo querían vivir.
La sorpresa de esta película es que hay un paso intermedio del que se ha hablado poco. Hay un campo de refugiados al otro lado del muro del que no puedes salir si no cuentas con todos los requisitos de una buena vida capitalista. Esto es: casa, trabajo, dinero, antecedentes limpios, latas de coca-cola... Hasta doce sellos han de conseguirse para entrar limpio en la Alemania federal.
Nelly comienza la lucha para conseguir una vida digna, para ella y su hijo. Aunque se sienta decepcionada, observada hasta el punto de la paranoia, aunque aquí tampoco dejen de hacerle preguntas incómodas. Y tenga que desnudarse por fuera y por dentro.
Nelly está cansada de las preguntas. No puede más.
Policía: Ha abandonado la RDA, ¿por qué?
Nelly: Le voy a decir por qué quería salir de la RDA, por preguntas como estas.
Berlín, a 29.12.1964
(...) Pero ahora tengo que acabar, de otro modo me paso más tiempo hablando contigo de lo que mi carga de trabajo me permite.
Es una pena, porque a ti podría escribirte toda clase de cosas sin parar. La verdad es que tenemos que vernos un día. No tienes más que llamar y la puerta está abierta para ti, pero eso ya lo sabes.
Un abrazo de corazón. Te doy también un enorme beso de Año Nuevo...
Y quedo como siempre, tuyo, Heselmann
