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Gijón. Bares. Libros.

Gijón no es la ciudad más bonita pero tiene eso que también le pasa a alguna gente. A fuerza de acogerte, dar siempre calor aunque arrecie el viento del norte y ponerse de un intelectual interesante, acabas viéndola como la más bonita de todas.


Si yo viniera a Gijón por primera vez lo haría bien cargada de libros porque hay muchos lugares donde sentarse a disfrutar de la lectura y ver pasar la gente.


Por ejemplo, bien temprano saldría a desayunar al De Fábula con "Middlesex" de Jeffrey Eugenides medio empezado. Porque sí, porque tienes el día por delante y el día merece una buena historia de saga familiar y tiempo que corre. Me sentaría en la butaca del fondo o bajo un mapa antiguo que no se ve en la foto pero es una posición perfecta. Desde allí se ve la calle, hay más luz. Hay poca prisa.


De Fábula está al lado de la Playa de San Lorenzo así que marcas la página, cierras el libro y caminas hasta La Lloca, símbolo de Gijón, de las madres y los emigrantes. Cuando vuelves, redesayunas en El bello verano. Un lugar de encuentro de poetas y surferos.


Allí hay que leer a Karmelo C. Iribarren. Este poema.


La calle

He recorrido esta ciudad

de punta a punta

casi todos los días

durante más de treinta años.

Abriéndome paso a codazos

en las vísperas de fiesta,

o a través de las madrugadas

fantasmagóricas

de los días laborables de invierno,

o solo y borracho y mojado

hasta los cuernos,

o en compañías que mejor no recordar.

Estas calles no guardan secretos para mí.

Conozco sus plazas, sus antros,

sus mujeres, el brillo

de una navaja al doblar una esquina,

el calor de una mirada

desde el fondo de un bar.

Hubo un tiempo en que el cielo

se miraba en ellas.

Yo formé parte de aquello.

Eso ya nadie me lo puede arrebatar.

(Atravesando la noche, Huacanamo 2009)



Es la hora del vermouth y seguro que en La Vida Alegre habrá algún concierto o estará Nacho Vegas apoyado en la barra. Leer su "Política de hechos consumados" mientras le miras de reojo y haces largo el trago.


“Fui hasta La Vida Alegre y me dijo Isa que la vida allí no tiene prisa por terminar”, canta Nacho en ‘La vida manca’.




Por la tarde, si tienes suerte, el colectivo Fame Poétika organizará en La Revoltosa una de sus timbas poéticas. Abrirán el micro para que quien quiera lea un poema, propio o ajeno, y se democratice la poesía. Antes de irte compras un libro, giras la esquina y tomas la última en el Toma 3.



En el Toma 3 escuchas jazz mientras lees "Canciones de amor a quemarropa", de Nickolas Butler. Cuando termina el concierto echas un ojo a la selección de libros (Libros del asteroide, Blackiebooks, Errata naturae...) y eliges uno más con el que empezar mañana el día en una ciudad a la que ya sabes que volverás.







Nota: las fotografías no son mías, son tomadas de Google imágenes y Pinterest. No constaba el autor. Pido disculpas si alguien se siente agraviado por alguna imagen que posea derechos. Por supuesto, será retirada.







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